Las rampas de evacuación se sitúan en cada una de las puertas del avión, se hacen revisiones exhaustivas una vez al año y su vida útil varía entre 3 y 5 años, depende del uso que se le haya dado, pero deben ser revisadas anualmente.
Para que las rampas estén a punto, en las diferentes revisiones que pasan los aviones también se revisan todos los elementos de seguridad. Dependiendo del tipo de avión y de su situación en el fuselaje, las rampas de evacuación cambian de tamaño, entonces el tiempo de inflado es mayor. Se inflan mediante un sistema interno de inyección de gas comprimido y están preparadas para soportar condiciones ambientales muy extremas, están compuestas de muchas capas de materiales de plástico resistente, aguantan un incendio no superior a 90 segundos y fuertes ráfagas de viento.
Las rampas se inflan con mucha rapidez dependiendo del tipo de avión, por ejemplo en un Airbus A320 se infla en 3 segundos.
Su mantenimiento se hace retirando las rampas del avión y colocándolas estiradas con cuidado en el hangar destinado al departamento de rampas, una vez estiradas, se revisa que no esté deteriorado y se hacen hinchados parciales para comprobar que no haya fugas de aire.
Una vez que las pruebas hayan sido superadas, se vuelven a hinchar y se colocan en una maqueta a escala para probarlas y se efectúa un simulacro de extinción para hacer lo más real posible la prueba. Si todo está correcto, la rampa debe doblarse con extremo cuidado y colocarse en su funda protectora, de no hacerlo bien, podría fallar el circuito de hinchado y no sería útil.